Saturday, July 14, 2007

Gokú resolvió el misterio

Atención inmundos lectores de este desperdidio de blog. Mi compañero de aventuras Esteban acaba de llamarme y me dio una noticia asombrosa. Se han aclarado las dudas sobre el atuendo de Cochinín. Cha cha cha chaaaaaaaaaaaaaannnnnn...
Resulta que un intrépido conocido de Cochinín no pudo más con la curiosidad y le preguntó la razón por la cual siempre vestía de la misma manera. En respuesta a ello, obtuvo que nuestro héroe siempre fue fuertemente influenciado por el manga y anime japonés donde, como sabrán, los personajes suelen utilizar la misma ropa siempre.
Dicha persona, anonadada por la respuesta de Cochinín, le seguía cuestionando por su inusual influencia, a lo que él respondió así: "Gokú usa siempre la misma ropa".
¿No es exquisitamente genial Cochinín? Usa siempre la misma ropa porque Gokú, Seiya, Oliver Atom, Ash Ketchum y todos aquellos japonesitos se ponen siempre lo mismo. ¿Se imaginan si esa moda pegara? La noticia le valió a Esteban que la siguiente anécdota sea sobre él.

Thursday, July 05, 2007

Covida concha tu vida! (la resurrección)

El Trome, sin fecha porque no me la acuerdo del 2007.-
El día de ayer, en la intersección de las avenidas Manuel Olguín y Javier Prado, un autobús anaranjado de enormes dimensiones colisionó con un pequeño auto azul, abollando la puerta trasera del mismo. El hecho se dio cuando el chofer del móvil de la ruta Covida se pasó de vivo y, para no sufrir el espantoso tráfico limeño, cambió su ruta infringiendo, para variar, todo tipo de legislación.
La versión más coherente de lo hechos la recogimos del conductor del auto azul quien se manifestó de la siguiente manera tras ser consultado por el accidente: "Bueno, yo venía tranquilo por el carril izquierdo de Olguín con la intención de entrar a Javier Prado. Al llegar a esta, me percato que a mi lado derecho un enorme autobús quería hacer lo mismo. Por precaución lo dejo pasar primero. Entonces este imbécil, calificativo que le doy siendo cariñoso, entró a Javier Prado muy pegado a mi carril, por lo que la parte posterior izquierda del móvil chocó con la puerta trasera derecha de mi auto". Las declaraciones, por supuesto, contienen un culto y desmesurado uso de groserías que nuestro diario no puede publicar.
Por otra parte, nuestro reportero se contactó con Danny Suárez, el cobrador del bus, quien sostuvo lo siguiente: "Ese chibolo pe...carro nuevo pe...se cree bacán y lo corre a 100 pe". Impactantes declaraciones que ponen en peligro cualquier argumento en contra.
El oficial de la Policía Nacional del Perú que se encontraba en el óvalo Monitor de la avenida Javier Prado, observó que de un auto azul se bajaba raudo y furioso un sujeto pequeño, que parecía menor de edad. Se había estacionado delante del autobús y le increpaba ferozmente al chofer para que se baje a ver lo que había ocasionado.
La identidad del efectivo policial se mantiene en reserva, pero nos dio su versión de los hechos. "Yo me encontraba dirigiendo mal el tráfico en el óvalo, como es usual, dejando parar a las combis donde les da la gana y perjudicando a todos, cuando de pronto tuve que acercarme a un joven que amenazaba de muerte a un inocente chofer de combi. Yo, como policía peruano, tuve que defender al valeroso chofer de combi, quien destruye todas las leyes de nuestro país y su resentimiento social lo lleva a ser querido por todos. ¿Para qué explicaciones? Era obvio que el señor decía la verdad.
Así pues, mientras el dueño del auto azul efectuaba una llamada telefónica a su empresa aseguradora, el chofer del autobús le explicaba al "jefe" que él no tenía Soat y, por ello, no debía ser sancionado.
Nuestro hábil reportero Yufer Moncada no dejó pasar la oportunidad de recoger el testimonio del chofer de aquel anaranjado camión, mientras él le devolvía los pasajes a los infortunados ocupantes del bus. "Si pe, venía corriendo él pe...100, 120 y él se ha estrellao contra mi parachoque pe, venía haciendo piruetas". Ni bien dijo esto, tuvimos la exclusiva de un hecho insólito. El joven del auto azul se acercó velozmente y, sin ninguna señal de serenidad en su rostro, le increpó. "Ah, venía a 120? Yo sé que eres una porquería de gente y no vales nada, pero te puedo comentar que si venía esa velocidad y estrellaba mi puerta trasera con tu parachoque, probablemente no esté parado acá a tu costado con unas ganas incontrolables de matarte". La necedad continuó y el chofer, viéndose en desventaja, acudió al repertorio de argumentos que aprende en la academia nacional de resentimiento social del Perú. "Tu crees que eres superior a mí? Yo tengo 3 hijos estudiando en el extranjero pe, no me vengas con esas cosas".
Luego de esta inefable intervención, lo único que merecía dicha persona era la muerte de la manera más cruel. Afortunadamente, para la vida de este inmundo chofer, la compañía aseguradora llegó al lugar de los hechos, a constatar que efectivamente este ignorante no podía tener la razón. Pero como la justicia en este país no existe, los hechos transcurrieron de la siguiente forma. Al promediar las seis de la tarde de aquel fatídico viernes, los implicados fueron conducidos a la comisaría de Monterrico para el correspondiente dosaje etílico. Dentro de ella se observaron las plegarias de un desesperado chofer por librarse de cualquier pena, conociendo él las artimañas necesarias para tal caso, ya que no era extraño su habitual presencia en aquel recinto.
Terminados los trámites legales, los resultados arrojados fueron los siguientes: el joven conductor del auto azul había sufrido la extracción de su sangre, tuvo que pagar la prima del seguro y se sopló un tiempo sin el carro. El chofer, nada por supuesto, por ello sigue trabajando día a día jodiéndoles la vida a los demás.
Nota: no sé porque no se incluyen todas las lisuras del caso, las amenazas de muerte, las ofensas racistas, los intentos de homicidio y toda aquella parte interesante de la noticia. Quizás porque el joven conductor del auto azul fui yo, un peruano más incapaz de poder obtener un resultado justo en este país, donde el más hijo de la concha de toda su madre siempre sale ganando. Por eso, sólo me quedó la satisfacción de que pierda un día de trabajo y pague su dosaje, así que no me queda más que desearle lo peor en la vida. Covida la reconcha tu vida!